La noche anterior no podía dormir, tal como si se tratara del primer primer día de clases, cuando era chiquitito y mi mamá me decía que ir al colegio me iba a gustar. Que era como el jardín pero un poco más difícil. Y ahora que me acuerdo, lo único bueno que tenía el jardín eran las parvularias.
En la básica siempre fui el alumno más desordenado, indisciplinado y revoltoso. Al mismo tiempo siempre obtuvé el mejor rendimiento y por eso nunca me echaban. Fui un niñito bien antítesis.
Cuando pasaron los años me tocó lidiar con situaciones difíciles, como la separación de mis padres y el asumir el rol de hombrecito de la casa. Cosas que ahora se agradecen, porque sin duda me han hecho una persona mucho más madura y quizás más completa.
Pero sin duda lo que siempre voy a agradecer, es a las personas que me enseñaron a empaparme de esa alegría de vivir y de valorar lo que uno tiene. De intensificar cada uno de los momentos, sin la necesidad de creer en el carpe diem ni nada por el estilo. De saber que quizás las vivencias, anécdotas y toda clase de experiencias te hace ser un poco más humano.
Es por eso que al Lastarria sólo le agradezco dos grandes cosas: El Grupo De Teatro Lastarria y Los Cernicalos.
En común, ambos me enseñaron lo que es el trabajo en equipo, ambos me enseñaron lo que es la intensidad de esos momentos y lo que significa tener algo por lo cual seguir adelante. Conocí gente muy valiosa, amigos de esos de la vida y aprendí lo que es reir y también lo que es llorar.
Muchas Gracias.
Labels: David Lebón - Pedro Aznar
back home