Es esa sensación de abrir un regalo con mucho cuidado para no dañar el papel y darse cuenta que el verdadero regalo es el papel y no lo que viene dentro. Ojalá las ideas inconexas tuvieran una posibilidad de enlace más evidente y menos covalente. Ojalá que cada vez que se diga ojalá no esté muriendo un pobre ácaro inocente en algún lugar del mundo. De lo contrario, tendriamos que empezar a reemplazar las palabras para preservar las especies. Acabo de decir la palabra verbatizada que se esconde en la billetera y que fue regalada al mérito del ímpetu y la valentía. Anécdota digna de ser relatada con más énfasis y tiempo un día de actualizaciones nocturnas.
Definitivamente Dios es un señor feudal.
Blancanieves es colorina y me ha raptado con el favor de su alma perdida y en contra de mi voluntad.
Quise ser un buen ciudadano, un transporte público decente, un mensaje publicitario interesante y hasta una malta con huevo de día errado y obsoleto. Quise ser un día feriado hasta el punto más patético y sublime. Designar un estado de ánimo para acordarse de las capitales del mundo al revés y al izquierdo, casi en una costumbre salitrera. Quise ser un ruiseñor disfrazado de jugo en polvo, cantante de rock y detenido desaparecido en una misma época. Quise ser un ñandú con página web, un avión de combate y hasta un alumno de alto rendimiento académico. Pero nunca me enseñaron que el rendimiento se consigue en las vitrinas engañosas del saber.
Definitivamente Dios es un señor feudal y Blancanieves colorina: y me ha raptado con el favor de su alma perdida y en contra de mi voluntad.
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qué loco todo esto