En estos momentos me acabo de cortar la cara al afeitarme. Me encanta afeitarme los domingos en la noche, porque es tan fome pensar que mañana es lunes y al mismo tiempo pensar que volverá a ser domingo y me afeitaré. Aunque no sea el único día de la semana en que me afeite. Igual es fome llamarse Domingo. Suena Travis, el último disco, son las 1:28 AM de un día de Octubre y me quedan como 21 días de clases oficiales. Tengo unas ganas impresionantes de salir a andar en bicicleta y tirarme por una pendiente bien inclinada, quizás la más inclinada que alguna vez conoceré, y agarrar el vuelo suficiente para no tener que pedalear y seguir andando en bicicleta unos veinte días más. Conversar por gmail a esta hora es esporádico, aunque la palabra mejor empleada para eso es intemperioso. Un saludo para la mujer rayoplatense que dice no estar pasando agradables días, que se revitalice luego y ande contenta por la vida.
Leí la caída del liberalismo, capítulo V del Hobsbawm. Mussolini y Hitler deben estar a esta hora jugando carioca y ninguno sabe que las cartas que le falta a uno las tiene el otro y viceversa y todo lo contrario y ni lo uno ni lo otro y por consiguente e interjección sobreutilizada. También tengo ganas de caminar por el centro de Santiago sin la posibilidad de ser víctima de la delincuencia. Don Graf es mi pastor y con él nadie me asaltará. Sin él quedaré sin celular, pase escolar, pasaporte, carnet de identidad y alma. Aunque lo último es lo menos intrascendente hoy en día. Espera mamá, me voy a acostar altiro. Trato de dejar algo de actualidad plasmado en mi pantalla que no es LCD ni plasma ni nada. Me conformo con que me deje seguir leyendo lo que escribo y leyendo lo que escribe la gente. Iba a contar un chiste terrible bueno pero me arrepentiré después del punto. Me arrepentí.
Adivinanza, adivinanza
¿qué es aquello que se puede ver
y a la vez está dicho en braile?...
mientras alguien lo piensa, me voy a desactualizar la actualidad. Después de todo lo inevitable se vuelve ikdjsodipwjdpwjd9uwd9wdj.

La solución: Un perejil.