La importancia de lo que no suele importarnos. Un paseo en bicicleta dentro de una catedral anglicana o almorzar en el edificio más grande de Chile en la actualidad. El arte en el corte de pasto espontáneo con estilo y la línea de un tren más invisible que la clarividencia.

..."Había una vez un cuento de hadas, donde las hadas eran dueñas de casa y los cuentos se limitaban a pensamientos sublimes. Cuando las hadas se juntaban con los payasos con Harleys Davison, invitaban a los duendes perdidos en vagones del tiempo y abrían el portal a una dimensión opuesta por el vértice. Como los valores eran los mismos, el involucrar sentimientos y darle la tónica a algo que no existe requería información adicional. Por ello, generalmente se recurría a la prensa dichosa de informar hasta el último grano de mostaza fosilizada, y casi siempre se completaba el crucigrama con una sola letra"...

En las mañanas cuando camino desde La Concepción hasta Miguel Claro pienso en alguna canción y en el verso o estrofa que más me llama la atención y/o identifica. Siempre está esa fila inmensa de gente esperando y los diarios esparramados en la puerta del banco estado.
La señora del Fuchs está acomodando brazos de reinas que nunca lo fueron y está la misma señora sentada afuera de la Biblioteca. Siempre pasa, siempre pasa en las mañanas que me detengo a pensar cosas que sólo a esas horas puedo. Siempre sonrío mientras camino y veo pistas de buses y de automovilistas. Siempre camino junto a mi cerebro ambidiestro que dice ser multifacético. A veces no me doy ni cuenta, pero sigo caminando sobre mis pies y espero nunca perder eso.

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