Se acabaron las ideas y vueltas de máquinas amarillas. Esas micros que tenían nombres asignados inspirados en la más sutil y creativa percepción de los choferes.
Las que estaban llenas de calcomanías y esas bien extrañas que parecían solárium.
Los números en el costado, los individuos que informaban de la relativa frecuencia y orden de los recorridos por nada más que una gambita, etcétera (canal 13 en VTR).

Everbody Changing-Keane.mp3 -> como en un fotolog xD!

Todo es Transantiago ahora en... Santiago. Todo es Bip, todo es Bip!
y la acción de verse el saldo disponible después de pasar la tarjeta se transforma en todo un ritual. Las ventajas y desventajas, no queda otra alternativa.
Las cosas tienen que ir modificándose respecto a mejorar la calidad de vida de las personas, y el Transantiago y su hasta ahora cuestionado sistema persigue aquello.
Según la idea de un caballero: Plan Gubernamental en contra del sedentarismo.
Lo cierto es que para bien o para mal, las cosas ya están hechas y no hay vuelta atrás. Además esto no es nuevo, sino que viene con mucha anticipación y postergaciones.


Heladeros en peligro de extinción. No faltaba el caballero con cara de "Buenos tardes pasajeros mi intención no es molestar" que se subía a la micro de forma muy silenciosa y luego sacaba a relucir toda su lexicología verbal y entonación del habla ideomática loco-mocional. A veces se me hacía tan divertido adivinar el cómo hablarían y qué es lo que ofrecerían entre sus alternativas de venta.
Hoy y sólo por hoy llévese este lápiz pasta fabricado en la china americana de las guyanas que en un bazar cualquiera (mentira, nunca han existido los bazares con ese nombre) costaría aproximadamente $300 pesos y que hoy, y sólo por hoy podrá llevar 2 por nada más y nada menos que $500 pesos. Y eso no es todo, porque por $500 pesos más llévese un par de calcetines. Y así era siempre, o bueno, casi siempre.
Lo increíble era ver el otro día en las noticias: La evolución urbana de la gente colgando en las micros a través de la historia chilena, digna de un gran documental.
Y ver como en micros chicas, grandes, amarillas, verdes, rosadas, con y sin Bip! el panorama siempre era el mismo. Hay cosas que no cambian y que sin embargo lo van haciendo sin darse cuenta y con un muy lento proceso.
A la gente le gustaba que la dejaran donde ellos quisiesen parar. Y no faltaba el barza que decía: "tío, me lleva por doscientos". Pero las cosas cambian y ahora ese barza tendrá que decir:
"tío, me lleva por saldo insuficiente".

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