Don Mario, quiero darle una despedida como usted se merece. Me da mucha pena nunca poder haberlo conocido, en persona digo, porque si tuve el honor de conocer parte de su obra, que es para usted fruto del esfuerzo y de su talento en todos estos años que lo hicieron ser lo que fue y será.
No tengo muchas palabras en estos momentos, la noticia de su fallecimiento me acaba de dejar asi, inexplicable explicarle que se siente cuando algo que no conoces pero que quieres mucho ya no está, o que el sueño de no poder conocerle físicamente me duele. Sé que la muerte es algo inevitable que por muy paradójico que suene, todos los hombres hemos de vivir. Y si hoy, diecisiete de mayo de dos mil nueve usted ha vivido la muerte, no quiere decir que ha dejado de existir para siempre.
Usted Don Mario, existirá por siempre mientras podamos recordarlo, usted Don Mario, siempre nos seguirá adondequiera que vayamos aquellos que apreciamos en su obra su persona y su poesía. Usted Don Mario, hoy no deja de existir, aunque físicamente ya no este en este mundo, tiene que saberlo y tener esa certeza señor. Es probable que haya muerto feliz por eso, porque ha trascendido y trascenderá en todas esas personas que le leen, que lo claman, que lo citan y recitan como papagayos y valientes. Don Mario Benedetti, como humilde individuo y poeta, tengo que darle las gracias por contribuir a ella con todo lo que hizo, tengo que darle las gracias a nombre de toda latinoamèrica, por esa latinoamérica que tan feliz y triste lo hizo. Por esas lágrimas y esas carcajadas de nuestro pueblo, que es su pueblo, y por los versos que seguirán adornando las guirnaldas de nuestras fiestas patrias, y toda esa esperanza que usted tuvo permanecerá en esta parte del mundo.
Sus restos quedarán en esta tierra, en su Uruguay querida, que siendo tan pequeña en dimensión hace de muchos de los nacidos ahí tan grandes y nobles como usted, como su partida a ese lugar, de existir, tan misterioso al que nunca podremos ir sin morir. Como siempre usted, puede que esté un paso más adelante que muchos, y si es verdad que existe, al menos tengo la dicha de poder esperar conocerle allá mismito. Latinoamérica lo respira Señor Benedetti, lo siente y lo agrega a esa bandera de lucha que lleva en el alma.
Muchas Gracias Mario Benedetti, por lo feliz que me has hecho cuando te he leído, incluso por la melancolía que has dejado en este sujeto, por todas esas cosas que me ha hecho sentir a través de su obra, tengo que agradecerle.
Sé que es poco lo que digo, pero más palabras sobran en este momento. Quiero eso si, agregar que puede estar usted seguro de todo lo que significa para mi sin que lo escriba aqui, que si la gente cuando muere se vuelve omnicomprensible pueda verlo por si mismo, que mucho de mis versos inconscientemente lo piensan y sienten, que gracias a usted las esperas de mi vida se han hecho menos angustiosas y más llena de ese universo que usted dejó entre nosotros.