Sólo me limité a esperar el transcurso de las horas, sumergido en un cuento de Cortázar y aguantando el cansancio que a esa altura se aproximaba a vencerme en cualquier momento. Sé que por un momento, cerré los ojos y pensé en que aquel lugar perfectamente podía ser un mirador junto al mar, que la canción que tocaban en la radio la cantaba siempre la Loreto y debía estar más alerta o de lo contrario iba a dormir en medio de tal tranquila sensación. Esa noche me acordé mucho de la Loreto, y no porque justo tocaran aquella canción en la radio, sino por lo que representa, lo que me marcó, lo que me quiso. Ha sido, hasta ahora y pese a su brevedad, la única relación que ha resultado y ha terminado bien. Esa noche concluí por fin, que la razón es clara, nunca me armé expectativas, nunca esperé nada de ella, nunca me lo imaginé. Ni siquiera porque fuera seis años mayor, ni porque su personalidad fuera "avallasadora". Comprendí que en estos temas es mejor dejarse llevar y no planificar demasiadas cosas, no esperar mucho de la otra persona y tratar de vivir el presente, porque el futuro se pavimenta solo. O no se pavimenta no mas. Así uno se ahorra decepciones, depresiones, discusiones y hasta las despedidas son más alegres. Recordé que ese fin de semana que fue a Concepción, y que al final fue una despedida programada, tampoco esperé demasiado y terminé sorprendido por todo. Durante enero de ese año creo haberle dicho que era mi sueño conversar de noche mirando las estrellas en una carretera sobre un capot. Esa noche me dijo que si estaba ahí, era porque debía cumplirme ese sueño, y porque no se podía ir sin que tuvieramos sexo, al menos, una última vez. Algo que no dejaba de ser importante para mi, ya que ella fue la primera persona con la que tuve relaciones sexuales. Desde ese punto de vista, insisto en que ha sido hasta el momento mi mejor relación amorosa. Descubrí entonces el porqué de que me gusten tanto las mujeres con iniciativa. Y al final lo más importante, es que pensé, que soy de las personas que valora las cosas cuando las tiene, cuando las está viviendo, y no cuando las pierde o ya se esfumaron. Así fue. Si llegas a leer esto alguna vez debes saberlo, aunque creo habertelo dicho de muchas formas.
Los conserjes, y en general, la gente que durante las noches no tiene mucha actividad en sus trabajos pueden tener esos espacios para pensarlos y agotar todos los temas importantes que les preocupan, e incluso para rellenarlos con cosas intrascedentes y cansarse de concluirlas.
Luego había un momento que disfrutaba mucho, era cuando llegaba el repartidor de los periódicos en su moto, primero el de La Tercera y luego el de El Mercurio, y ese voraz lector que suele hundirse en cualquier hastío, despertaba y aniquilaba a la brevedad esas páginas para luego de que llegara el del siguiente turno correr a dormir a su casa.
Otra noche, entre radio el Conquistador y el The Clinic, derrepente se vino a posar una chinita en el mesón, y me quedé observándola detenidamente. La analicé de cerca, miré sus patitas, sus antenitas y al final la tomé entre mis manos y me divertí un buen rato. ¿Cuántas especies de Chinitas habrán? ¿Cuánto viven las chinitas? ¿Porqué chucha les dicen chinitas, si no tienen nada de China? Cuando ya me cansé, abrí la ventana y esperé a que volara, y no quería irse. De vez en cuando volaba un poco y volvía al mesón, volvía a tomarla y contaba sus puntos. En su contorno estaba un poco desteñida, creo haber pensado que se debía a que podía estar envejeciendo. Sin darme cuenta voló y no volvió a aparecer más. Así son todas, uno las trata bien, es amable y cuando menos lo piensas te abandonan en la soledad de la noche. XD.
Al final, entre las cosas que no aprendí y las que creo haber aprendido, me quedo con lo que escribí esos días, con las canciones que me obsequiaba la frecuencia modulada y con las ideas que me volaron la cabeza.
Se me había olvidado que estabas de conserje. Y claro, quizás durante las noches se ven cosas distintas, o uno ve las mismas cosas de siempre pero de distinta forma... y así, cuando leí lo de la chinita pensé en una chinita de china, sentada sobre el mesón, entre unos brazos fortachos (tu sabes que la imaginación fluye con facilidad en esos temas), pero entre imaginar y leer mal, cuando llegue a la parte de las antenitas me parecio raro y empece denuevo.
Sin embargo hubiese sido una buena historia aquella en que llega una chinita real al mesón en una noche pre terremoto a desencadenar las últimas pasiones de una estadía temporal, acogida bajo unos cuantos pisos que a estas alturas quien sabe si denoten la misma seguridad.