Todos mienten. Pero el que miente menos, por ende, el que dice la verdad y con ello se resulta mostrar con mayor autenticidad entre toda esa frondosa hiperventilación de ideas y promesas, es ese viejito simpático que va último en las encuestas. A mi me agrada bastante, debo decirlo. Tanto que cada vez que lo veo en televisión, lo escucho por radio o simplemente lo leo al paso en algún periódico, no puedo dejar de ponerle atención a lo que dice. Eso se debe a que aún cuando a veces repita cosas, no es con esa misma modalidad reiterada de la que abusan los demases candidatos. De todos modos y cuando son las cinco de la mañana, debiendo dormir o estudiar, he preferido detenerme y analizar algunas ideas que tengo sobre él.
Luego de haber leído en internet y haber visto por tv lo que ha tenido que vivir a lo largo de su vida, no puedo dejar de ser indiferente ante ello y sólo me cabe reconocer con gran admiración la experiencia de esas personas que aún con todas esas dificultades, supieron sobreponerse y con valentía enfrentar todo, para volver. Para trabajar por esa idea que aún con las circunstancias tremedamente disimiles a las antiguas, supieron guardar en este caballero esa fuerza que irradia de solo hablar. Algunas de las cosas que me transmite de escuchar a Jorge Arrate, es un poderoso mensaje de conciencia a no conformarse con lo que hay, a ser crítico con lo que debe ser cambiado y a seguir creyendo en los ideales en pleno siglo XXI. Para mi los ideales, debo decirlo también, se alejan de las doctrinas políticas y sociales como pudiera pensarse. Se trata más bien de la idea mancomunada de trabajar en equipo, de un cambio de mentalidad que se aproveche de la democracia, que la utilice para su conveniencia pero mirando en primer lugar el interés de la comunidad. En fin, creo que mi pensamiento político, es un tema bastante complejo y digno de otro momento.
Es fácil ser consecuente, decir lo que se piensa e incluso prometer cambios radicales cuando lo que está comprometido no son intereses realmente trascendentales, al contrario de los que pasa con los otros tres personajes, que se deben no sólo a sus partidos, comandos y poderosos empresarios, sino a las reales posibilidades de estar en el poder y seguir con el cuentito medio repetido y cansado, con la predisposición de hacer cambios sustanciales pero ante discusiones pantanosas tienden a dormir entre laureles y espinas. Es fácil criticar abiertamente a un proyecto del cual alguna vez fuiste actor, beneficiario y contribuyente, escudándote en el motivo de que los tiempos cambian, desgastan y hacen ineficiente los procesos, y principalmente a las personas que participan en ellos. Es súper simple acordarte de tus tiempos un momento, compararlos inmediatamente con los de hoy, y entender que los fundamentos y las consignas prácticamente han desaparecido. Pero que puedes buscarle la quinta pata al gato, para decir lo que mucha más gente piensa pero que por razones evidentes, no es muy difundido, compartido y finalmente valorado.
Decir que Chile es un país tremendamente desigual no es ninguna novedad, la diferencia está en la forma de decirlo. Jorge Arrate le acierta, no busca los eufemismos de sus contricantes, va directo a lo que importa. Si ese mismo somero proceso mental se pudiere hacer a la mayoría de las cosas, por la cresta que nos ahorraríamos tiempo. Aún cuando no comparto el cómo de este caballero, tiene razón en muchas cosas. El cobre, por ejemplo.
Me agrada también escucharlo cuando se habla ya de presidente, porque aún cuando racionalmente asume que es tremedamente difícil que llegue siquiera a obtener un porcentaje que lo ponga en una situación favorable, en el fondo lo que quiere y viene a decir es que en Chile existe una izquierda, que es diferente a esa concertación a la que tiene que plegarse sólo para obtener una cuota ínfima de poder. A la misma que le propone un acuerdo para que no gane la Derecha.
Si algo bueno tiene esta elección presidencial es justamente, la diversidad aparente que existe entre los candidatos, que hace que analizarlos se vuelva interesante y digno de comentario. Creo que es lo positivo que hay que sacar de esta pasada, que más allá de todas esas "prácticas estratégicas" a las que ya estamos más que acostumbrados, y a los medios de comunicación haciendo festín de cosas estúpidas, desviando los temas principales, he visto como parte de la gente reacciona de una manera diferente.
Jorge Arrate es como esas canciones del clásico disco de una banda histórica, que nunca se le tomó demasiado en cuenta, pero que muchos años después aparece sonando un poco y luego aprovechándose de que las radios le han dado paso a la nostalgia y de un momento a otro comienza a sonar en todos los especiales e incluso a emitirse un video por un canal de cable.
Y me agrada pensar que existen tipos que lo tomaron en cuenta, y que después de que pase este tiempo lo seguirán llevando en el playlist de su reproductor, hasta que por falta de espacio un día sin previo aviso lo eliminen para dar paso a una canción no tan buena, pero pegajosa.
Me gustaría conversar con Jorge Arrate cuando todo esto haya pasado y salga del playlist.
Pero usté vota?